Hay fórmulas de estilo que transforman la manera en la que te vistes. La técnica del sanguchito es una de ellas: sencilla, visual y absolutamente infalible.
Una receta de equilibrio que combina colores, texturas y proporciones con la misma lógica que un buen sándwich: base – protagonista – remate .
¿En qué consiste la técnica del sanguchito?
Imagina un sándwich perfecto: pan – relleno – pan.
En moda, eso se traduce así:
- Base (pan de abajo): la prenda neutra y estable que sostiene el look —pantalones, faldas o jeans.
- Protagonista (relleno): la pieza con carácter: un color vibrante, textura o estampado.
- Remate (pan de arriba): el toque final que cierra la composición —blazer, cinturón, bolso o joyas.
La regla es simple: que el protagonista destaque, la base que contiene y el remate enlace. Tres pasos, un resultado impecable.
Por qué funciona (y por qué lo amamos)
Porque simplifica. Te guía sobre qué usar y en qué orden , eliminando la indecisión frente al armario. Además:
- Evite la sensación de “sobrecarga”.
- Facilita combinar colores y texturas.
- Permite reinventar prendas que ya tienes.
Es el código de trampa de toda mujer chic: parecer que tardaste una hora en vestirte… cuando solo pasaron cinco minutos.
Cómo equilibrar colores con el sanguchito
- Si el protagonista es vibrante (print o color fuerte), mantén la base neutra (negro, beige, blanco).
- Si tu base es colorida, elige un protagonista neutro y deja que el remate unifique el conjunto.
- Para un look monocromo , juega con texturas: base y remate en el mismo tono, y el protagonista en seda, lino o brillo.
Errores comunes (y cómo evitarlos)
- Demasiadas piezas protagonistas: estampado + brillo + color ácido = caos visual. Quédate con un solo foco.
- Remates sin conexión: tus accesorios deben conversar con el protagonista (repite color o textura).
- Olvidar la proporción: si la base es amplia, elige un top más ceñido, y viceversa.